En esta semana que estamos, me vienen a la cabeza varias reflexiones viendo a unos y otros. En realidad no sé como llamarlo, ya que no sé si son sentimientos, pensamientos o simplemente recuerdos. Pero sea lo que sea, me llegan por que los he vivido.
Por un lado tenemos la desgracia, yo diría de la temporada, de nuestro querido hermano Angel, que se rompió literalmente el sábado pasado jugando y que la escayola dará buena cuenta de sus meses de baja que tendrá que estar. Probablemente, no por la edad, pero sí por el coco le cueste mucho tiempo volver a jugar. Ese será su gran escollo, el coco. Lo digo por experiencia. Yo sufrí una lesión parecida hace mucho tiempo (1997) y a parte de la merma física que te queda, por que te queda, pierdes un punto de frescura y de atrevimiento mental, que hace que sea determinante a la hora de no volver a ser el mismo. Pero en fin, todo es cuestión de tiempo, y casi todo lo curará.
Por otro lado tenemos al triunfador de la semana (con permiso de O rei do Perleta tibrinho) que no es otro que nuestro querido hermano Sangollo con su completa y primera media maratón disputada en Santa Pola el pasado domingo. Sus comentarios al respecto son contundentes: está enganchado, ha probado la "droga", quiere más, ve una válvula de escape para romper con tanto estrés y en definitiva "quiere más". Huelga decir que me siento totalmente identificado con todo el positivismo que desprendía el Sangollo el domingo pasado, ya que me recordaba a mí allá por 1989 cuando corrí por primera vez mi una media maratón, más concretamente la de Benidorm. Y esa "droga" de una manera o de otra nunca la he dejado, unas veces en un estado de forma brutal (recuerdo mis taballares(*) los sábados por la mañana y a la bajada de la antena me quedaba en el club de campo para jugar el partido de la semana con mis hermanos) y otras en estado de reserva, pero siempre he estado ahí, nunca lo he dejado, por que querido hermano Sangollo, esto que hiciste el domingo, engancha y mucho.
Una cosa tengo clara, muy clara: el día que deje de jugar con los hermanos al futbol sala, pienso engancharme a volver a correr a un nivel bueno como antaño, y ser un "loco" más como los colegas de los blogs hermanos, llámense Paco Navarro, Ramón Blasco, etc....ya que sé lo que se siente, lo que quiero de mí y hasta dónde puedo llegar. Pero claro, he escrito al comienzo de este párrafo "el día que deje de jugar con los hermanos al fútbol sala".
Esta frase hay que analizarla, por que tiene mucha miga. Aquí es dónde quiero unir un poco las dos historias aparentemente inconexas del abuelo Ángel y del Sangollo. ¿cúando dejaremos de jugar al fut5? ¿cómo será? ¿porqué motivos? ¿lo tenemos claro todos? Estas preguntas creo que no tienen respuesta en estos momentos, o al menos, bastantes hermanos no tendría una respuesta clara. A mí se me ocurre, como si fuera un director de cine, un final, pero como todo final de películas no está exento de un cierto dramatismo. Más que un argumento quiero que sea un deseo, al menos un deseo excluyente: "No me gustaría retirarme de las pistas de fut5 por un caso igual o parecido al que le ha ocurrido al hermano Ángel". No me gustaría tener que despedirme del fut5 por una lesión más o menos grave, y que eso me lleve con resignación al cabo de meses empezar a correr poco a poco para dedicarme de pleno ya a esa actividad tan bonita, sacrificada y reconfortante a la vez como la de volver a ser maratoniano.
Quisiera volver a ser maratoniano pero sin tener que pagar este peaje, que a día de hoy, nadie se está a salvo en el grupo, pero no veo cómo podré o podremos poner fin al fut5 (golpes, lesiones, poder de convocatorias, todo ello nos lleva año a año a tener claro que no podremos seguir muchos años más así), pero no se me ocurre como se podría poner un final feliz dentro de unos años.
Al final de toda esta parrafada, sólo hay seguro que el abuelo Ángel está jodido con su escayola y que Fernando Sangollo está feliz por haber procesado su esqueleto las maravillas de completar una media maratón. Y yo, también me doy por seguro que no tengo claro cómo ni cuando haré este cambio de actividad. Tengo claro que lo haré, pero no sé cómo ni cuando.
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(*) taballá: dícese del circuito de entrenamiento por la sierra del Taballá, que es mucho más completo y más duro que el Pirindolo, llegando a alcanzar los 18 km de duras subidas y bajadas
